Contrato sobre el lector: los excesos de la contractualización

Los veinte últimos años han visto una proliferación de las “cartas” o de los contratos en las bibliotecas que enmarcan tanto las modalidades del empréstito de los documentos, los usos de los espacios, y particularmente de los espacios informáticos, el desarrollo de las colecciones, las relaciones con escuelas, etc. Si se comprende que se vive en una época que impulsa a la judialización de las relaciones entre personas morales, ¿qué interés tiene un establecimiento de lectura pública en contractualizar sus relaciones con sus usuarios? ¿miedo al conflicto?¿miedo de no poder imponer modalidades de funcionamiento juzgadas obsoletas por los lectores? El autor muestra esta deriva y dice que si las cartas son jurídicamente más ágiles, pero de manera segura son más frágiles. Según él, el usuario no está en una relación “de cara a cara” con la institución, sino por el contrario está en el corazón de la biblioteca: La relación pedagógica que se juega en biblioteca – por poco que se la asuma – podría salir debilitado de una tal voluntad de contractualización que pone al usuario en posición de cliente o poseedor de derechos.
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